lunes, 21 de abril de 2014

I. HISTORIA Y FUENTES DE LA HISTORIA



¿Qué es la historia?

La palabra historia tiene muchos usos, y la usamos cotidianamente al hablar, pero cuando nos referimos a su estudio –el del colegio, por ejemplo-, nos vamos a concentrar en el significado de la Historia como ciencia social que estudia el dinamismo de las sociedades humanas.
De este modo, podemos decir que la historia busca conocer y estudiar las acciones (individuales y colectivas) que los hombres y las sociedades realizaron en el pasado. Cuando hablamos del pasado, nos referimos a todo el tiempo que transcurrió hasta la actualidad, aunque formalmente se considere el comienzo de la Historia con la invención de la escritura. Mirando el pasado de las sociedades humanas, podemos remontarnos muy atrás (muchos millones de años atrás) hasta el origen del hombre, el comienzo de la vida en la tierra o el origen del universo.
Esta característica de la historia, de extenderse en un pasado tan profundo que nos cuesta tomar dimensión de él, a menudo dificulta su estudio y su aprendizaje.
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta cuando reflexionamos sobre qué es la Historia es que -como todo conocimiento científico- es una construcción. ¿A qué nos referimos con esto? A que no podemos conocer el pasado exactamente como ocurrió. Es decir, reconocer básicamente que cuando leemos un texto sobre Historia no estamos ante la “realidad” de ese “pasado”. Sino que es una reconstrucción elaborada desde el presente, realizada en base a una cierta información que nos ha llegado desde ese pasado (siempre incompleta y parcial, en mayor o menor medida), que es seleccionada, interpretada, relacionada y ponderada por un historiador o un equipo de historiadores.

Fuentes de la Historia

¿Alguna vez se preguntaron cómo es posible que se sepa cómo se vestían los egipcios, cuál fue la ruta de Alejandro Magno en sus conquistas, o qué creencias tenían los primeros hombres? La pregunta que deberíamos hacernos es: “¿Cómo podemos conocer la historia?”. La respuesta es simple: a través del estudio de las fuentes históricas.
Prácticamente cualquier elemento que provenga de una sociedad del pasado nos puede aportar información útil para conocerla, si se lo estudia correctamente.
Hay que tener en cuenta que las fuentes históricas en base a las que se hace historia presentan algunos problemas. Algunas veces son escasas, o están incompletas o dañadas.
En muchos de los casos, lo que hay es una fuente histórica que fue creada en su momento con una intencionalidad determinada, y hay que saber interpretar su grado de veracidad.
A veces ocurre que hay muchísimas fuentes sobre un tema o período histórico, y el historiador lo que debe hacer es seleccionar y concentrarse en algunas, las que les resulten más importantes dejando de lado otras.
Una vez que el historiador cuenta con la fuente histórica para su estudio, comienza una larga investigación o “crítica”, en la que se analizan todos los aspectos posibles para determinar que no se trate de un elemento falso. (Tomado de www.sobrehistoria.com)


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