¿Qué es la historia?
La
palabra historia tiene muchos usos, y la usamos cotidianamente al hablar, pero
cuando nos referimos a su estudio –el del colegio, por ejemplo-, nos vamos a
concentrar en el significado de la Historia como ciencia social que estudia el dinamismo
de las sociedades humanas.
De
este modo, podemos decir que la historia busca conocer y estudiar las acciones
(individuales y colectivas) que los hombres y las sociedades realizaron en el
pasado. Cuando hablamos del pasado, nos referimos a todo el tiempo que
transcurrió hasta la actualidad, aunque formalmente se considere el comienzo de
la Historia con la invención de la escritura. Mirando el pasado de las
sociedades humanas, podemos remontarnos muy atrás (muchos millones de años
atrás) hasta el origen del hombre, el comienzo de la vida en la tierra o el
origen del universo.
Esta
característica de la historia, de extenderse en un pasado tan profundo que nos
cuesta tomar dimensión de él, a menudo dificulta su estudio y su aprendizaje.
Uno
de los aspectos más importantes a tener en cuenta cuando reflexionamos sobre
qué es la Historia es que -como todo conocimiento científico- es una
construcción. ¿A qué nos referimos con esto? A que no podemos conocer el pasado
exactamente como ocurrió. Es decir, reconocer básicamente que cuando leemos un
texto sobre Historia no estamos ante la “realidad” de ese “pasado”. Sino que es
una reconstrucción elaborada desde el presente, realizada en base a una cierta
información que nos ha llegado desde ese pasado (siempre incompleta y parcial,
en mayor o menor medida), que es seleccionada, interpretada, relacionada y
ponderada por un historiador o un equipo de historiadores.
Fuentes de la Historia
¿Alguna
vez se preguntaron cómo es posible que se sepa cómo se vestían los egipcios,
cuál fue la ruta de Alejandro Magno en sus conquistas, o qué creencias tenían
los primeros hombres? La pregunta que deberíamos hacernos es: “¿Cómo podemos
conocer la historia?”. La respuesta es simple: a través del estudio de las fuentes
históricas.
Prácticamente
cualquier elemento que provenga de una sociedad del pasado nos puede aportar
información útil para conocerla, si se lo estudia correctamente.
Hay
que tener en cuenta que las fuentes históricas en base a las que se hace
historia presentan algunos problemas. Algunas veces son escasas, o están
incompletas o dañadas.
En
muchos de los casos, lo que hay es una fuente histórica que fue creada en su
momento con una intencionalidad determinada, y hay que saber interpretar su
grado de veracidad.
A
veces ocurre que hay muchísimas fuentes sobre un tema o período histórico, y el
historiador lo que debe hacer es seleccionar y concentrarse en algunas, las que
les resulten más importantes dejando de lado otras.
Una
vez que el historiador cuenta con la fuente histórica para su estudio, comienza
una larga investigación o “crítica”, en la que se analizan todos los aspectos
posibles para determinar que no se trate de un elemento falso. (Tomado de www.sobrehistoria.com)
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