La labor
evangelizadora en el virreinato peruano empezó el mismo día que los españoles
arribaron a estas tierras y emprendieron su empresa de conquista. La
evangelización se dio de manera paulatina a media que llegaban las órdenes
religiosas, pero también con cierto desorden pues la dispersión de los
misioneros impedía una eficaz labor centralizada. Las primeras acciones
importantes de evangelización empezaron después del primer Concilio Limense en
1551. Las directrices que se tomaron de la Instrucción, dictada por el
arzobispo Loayza en 1545 y corregida en 1549, imprimen "por primera vez
una orientación general que marcaría los
primeros pasos de la iglesia católica nacida en los Andes" (Urbano: 1999,
XXVII). La primera medida a tomar fue el bautizo de indígenas, que en el acto
debían abandonar las prácticas idolátricas y todas las formas que iban contra
las leyes eclesiásticas y contradecían los mandamientos católicos.
En el segundo
Concilio Limense (1567-1568) se retoma la idea de destruir las huacas y de
colocar en su lugar cruces o levantar una iglesia o ermita (en caso de que la
huaca haya sido un importante lugar de culto). Hay que tener claro que los
primeros concilios no fueron más que intentos o experimentos de pastoral
indígena de las distintas órdenes religiosas que llegaron al Perú. Cada una
tenía su propia metodología de acercarse a los nativos y de adoctrinarlos.
Mercedarios, jesuitas, franciscanos y agustinos evangelizaban de acuerdo a las
reglas de su orden, pero teniendo como telón de fondo los marcos generales de
los acuerdos conciliares.
(Tomado de http://historiaenaccion3052.blogspot.com/2012/07/la-evangelizacion-en-el-virreynato-del.html)
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